En el día de hoy, distintos medios de comunicación publican que por las subas de tasas que viene aplicando el Banco Central, se estima que las cuotas de los créditos hipotecarios ajustados por UVA aumentarán un 10% promedio y su barrera de acceso trepará en alrededor del 20%.
Hace tiempo venimos advirtiendo a los tomadores de crédito la forma perjudicial en la cual se actualiza la cuota y el capital adeudado y cómo esta política aumenta el precio de los inmuebles y consecuentemente, de los alquileres.
En primer lugar, para ingresar a un crédito hipotecario un inquilino debe tener ahorrado entre el 20 y el 30% -según el banco- del valor de la vivienda, lo que representa en la Ciudad de Buenos Aires no menos de 300 mil pesos. Este es el primer gran filtro que debe superar el inquilino, que además de pagar mensualmente un alquiler, expensas, servicios e impuestos y cada dos años depósito y gastos administrativos; debe tener una importante capacidad de ahorro.
Una vez ingresado al crédito hipotecario, la cuota inicial tiene un valor similar (algo superior) a un alquiler. Sin embargo, al ajustarse por UVA en un contexto donde los salarios aumentan por debajo de la inflación, es decir, donde pierden poder adquisitivo, en el mediano plazo las cuotas representan un porcentaje mayor del salario y en el largo plazo pueden ser insostenibles. Además, se trata de un crédito en el cual no solo las cuotas, sino también el capital adeudado se actualiza al mismo ritmo. Veamos: alguien que pidió un crédito UVA hace 19 meses por un monto de un millón de pesos. Ahora, tras pagar 183 mil pesos, le debe al banco 400 mil pesos más que al principio. Mientras, el precio de la cuota pasó de $7.915 a $11.278.
Reiteramos la importancia de fomentar la compra de viviendas a través del crédito, pero hasta tanto no se simplifiquen los requisitos, se establezca un sistema de actualización de precios confiable a largo plazo y fundamentalmente se regule el mercado de alquileres no habrá inquilinos que puedan acceder o que puedan sostener el pago de las cuotas a largo plazo.
Mientras tanto, los inquilinos que no acceden a los créditos hipotecarios son, en mayor medida, perjudicados ya que, el aumento de la demanda de inmuebles genera un alza en el precio del metro cuadrado y eso siempre se traslada al precio de los alquileres.
Por esto y por otros motivos, los inquilinos necesitamos que se apruebe la Ley Nacional de Alquileres que tiene media sanción por unanimidad del Senado.
Ese proyecto, que redactamos todas las organizaciones de inquilinos del país, establece que el precio de los alquileres aumente anualmente a partir de un índice promedio entre inflación (IPC) y salarios (CVS). En caso de aprobarse, este índice generaría en poco tiempo una nueva cultura del alquiler: previsible, justa y racional. Si esta ley se aprobara, los inquilinos estaríamos en mejores condiciones para, el día de mañana, acceder a un crédito hipotecario que también sea previsible, justo y racional.