Siempre es más difícil alquilar siendo mujeres o parte de la comunidad LGBTIQ+ porque sufrimos mayores abusos y discriminación. Además, para quienes somos cabezas de hogares monomarentales o estamos a cargo de los cuidados la situación es aún peor, sumado a la brecha salarial de género.
En este contexto de crisis económica, social y habitacional, el 80 % de las consultas que recibimos en Inquilinos Agrupados ante el abuso inmobiliario son de mujeres y parte de la comunidad LGBTIQ+.
La desregulación que decretó Milei a través del DNU agravó aún más la dificultad en el acceso al alquiler de vivienda, exacerbando las desigualdades de género.
Llegamos a esta situación no solo por el DNU y la avanzada de la derecha, sino porque el gobierno anterior no garantizó el cumplimiento de la Ley de Alquileres durante su vigencia. Ahora, Milei y sus secuaces nos dejan totalmente desamparades ante el avance del mercado inmobiliario.
Sabemos que la lucha contra las violencias económicas y por la vivienda digna es interseccional a la lucha sindical y salarial, por todos los derechos que hemos conseguido y por los que aún faltan.
Las mujeres y las infancias fueron protagonistas claves en la lucha por la vivienda hace más de un siglo durante la huelga inquilina. Sobre sus huellas caminamos y decimos ¡abajo el DNU!
Es parte de la lucha feminista garantizar que todes tengamos derecho al acceso a viviendas dignas y adecuadas. Queremos poder desarrollar lazos con el barrio donde vivimos y hacer comunidad, sin estar de paso todo el tiempo y sin temer el vencimiento del contrato de alquiler.
¡Es absolutamente necesario que el Estado recupere el control de los alquileres como ocurrió en nuestro país entre 1943 y 1976!
¡Necesitamos un Estado que no se rinda frente a la voracidad del mercado y que le ponga un freno a quienes hacen negocio con nuestras vidas!
¡Vamos hacia un 8M en las calles junto a millones de compañeras y compañeres defendiendo nuestros derechos!