En 2011, la empresa YPF –recuperada por el Estado- comenzó a invertir en el desarrollo de la exploración de Vaca Muerta, un yacimiento con reservas de petróleo y gas a 3.000 metros de profundidad.
Por Mariana Collante
En 2011, la empresa YPF –recuperada por el Estado- comenzó a invertir en el desarrollo de la exploración de Vaca Muerta, un yacimiento con reservas de petróleo y gas a 3.000 metros de profundidad. La formación ocupa principalmente la provincia de Neuquén y el sur de Mendoza. Ante el progreso económico que representa la explotación de estos recursos, surge la pregunta inevitable: ¿La noción de progreso incluirá una mejora real en la calidad de vida de los habitantes de nuestro territorio? En Neuquén, los indicios no son alentadores.
La llegada de empleados y directivos de las empresas de la industria petrolera a la capital provincial, y a las ciudades cercanas a Vaca Muerta, inició un proceso urbano conocido como gentrificación. La palabra define al desplazamiento de la población original hacia las afueras del territorio que antes habitaban. Las personas son excluidas por la suba de precios de los alquileres, de los servicios, de los alimentos. Un departamento de dos habitaciones en Añelo, la ciudad más cercana al yacimiento, cuesta un 40 por ciento más caro que uno de igual dimensiones en Puerto Madero. En tanto, en Neuquén capital, un dos ambientes puede costar 170 mil pesos.
Federico Prior es referente de la Federación de Inquilinos en Neuquén, abogado y candidato a concejal por Comunidad y Desarrollo Ciudadano, una fuerza integrada por el peronismo, y organizaciones sociales. Desde este espacio se compromete a llevar adelante una agenda política que coloque al urgente problema del hábitat en el debate público. “A 30 cuadras de donde se instaló el Hotel Hilton, y de los edificios de lujo del corredor inmobiliario Doctor Ramón-Leloir, hay familias que no poseen los servicios básicos” –ejemplifica Prior. “Sí, los caños pasan cerca, pero ellos no tienen acceso”.
El boom inmobiliario, atado a la renta petrolera, turística, y financiera, avanza sin controles por parte del Estado, y generan una grave crisis habitacional. Las personas lo resuelven entregando más del 60 por ciento de sus ingresos en un alquiler, abandonando los estudios universitarios, viviendo hacinados, o tomando tierras en las afueras de la capital neuquina. El referente calcula que veinte familias por día deben recurrir a las tomas, y construir su vivienda cómo y dónde se pueda.
Prior señala que otra consecuencia del libre mercado es la construcción como activo financiero, por eso en este paisaje de la desigualdad, hay que agregar edificios vacíos, y la pérdida de casas antiguas, inclusive del patrimonio histórico de la ciudad. Algo que está a la orden día en Buenos Aires, y en Rosario, solo por nombrar dos centros urbanos.
La pobreza en la provincia alcanza al 38% de la población, 170 mil personas alquilan y si el proceso de gentrificación continúa sin alterarse, la desigualdad será cada vez más pronunciada.
El próximo 16 de abril habrá elecciones a gobernador, vice, legisladores, y en algunos municipios también se elegirán representantes comunales. El MNP tratará de extender su hegemonía de seis décadas, mientras que las fuerzas de oposición procurarán el fin de una época.
Prior considera que Neuquén capital y la región del Alto Valle tienen un futuro prometedor en cuanto a lo económico, y al desarrollo de Vaca Muerta, pero debe cambiarse el rumbo político. Se deben implementar cambios que recuperen la salud pública, que solucionen los temas del acceso a la vivienda, y que las ciudades sean planificadas por los estados, y no por el mercado.
En las elecciones neuquinas se jugará no solo el futuro de la provincia, sino la idea de progreso, y de soberanía atada a la explotación de los recursos naturales de nuestro país.
Nota: https://elargentinodiario.com.ar/analisis/17/02/2023/el-lado-oscuro-de-vaca-muerta/